Benito Cerati, que recorrerá las canciones de “Unisex” el sábado 31 en el reducto porteño Roseti, consideró “positivo” que el artista tenga interés por la política porque así “el arte empieza a responder al contexto social” y rechazo la agresividad que “existe en las redes sociales”.
Luego del show en Roseti 722, donde compartirá escenario con Mariana Bianchini, el músico actuará el sábado 14 de septiembre en Feliza (Córdoba 3271) y en octubre, el sábado 19 en el marco de Festival en Vorterix (Federico Lacroze 3455) y el viernes 25 en La Tangente (Honduras 5317) junto a Rocco Posca.
El joven artista es una de las caras que, junto a artistas como Paula Maffia, Bianchini, Marina Fajes y Marilina Bertoldi, forma parte de un circuito independiente que fusiona poesía y sonoridad: “Estamos todos en la misma. Sabemos lo que queremos hacer y lo valoramos, somos una especie de comunidad, y es muy importante porque hay mucha competencia en otros ambientes”, expresó en charla con Télam.
Esa seguridad es la que lleva al compositor a marcar con “Unisex” un punto de inflexión en su vida: “Estoy en un momento en el que se cierra un ciclo profesional, racional y emocional. Avanzo en un tema y después, desde arriba, arraso con todo lo demás. Todo está pasando a la vez y no me puedo quejar”.
Y con la misma decisión con la que se planta en las redes sociales, profundiza: “Cambio de lugares y de grupos humanos para ver de qué se trata todo, busco algo que me ayude a comprender más. Voy por lo que siento que me constituye, y tiene que ver con la realidad social y con la amplitud de pensamiento. Eso me trajo hasta acá”.
– ¿Qué te constituye?
– Puede sonar un clisé pero creo que es una especie de fuerza que escapa de todo y que experimento en su forma real. Algo que limitan, que hacen creer que no se va a poder sentir o que no se es merecedor. Me constituye el amor. Ahora estoy viviendo eso. Mis pensamientos, mi postura social, la gente que me rodea, todo eso me constituye.
– ¿”Unisex” refleja este cambio interno?
– Absolutamente. Muchas de las canciones tratan de esta visión más universal que tengo del amor, lejos del mercantilismo. En estos últimos años me asusté por mi salud y eso me hizo cambiar radicalmente de pensamiento, valorar la gente que tengo a mi alrededor y que, a veces, cuesta ver que están ahí. Descubrí en qué creer y así me muevo, desde un lugar de descentramiento y más humano. Mis discos son mis vuelcos psicológicos y atraviesan todos mis procesos, genera una gran cercanía con la gente.
– ¡Cercanía que también se ve en las redes sociales!
– Sí, en su momento mi postura generó conflicto. En las redes encontrás mucha agresividad y poca paciencia, que no pasa en la vida real donde te explican si hay algo que no entendés. Mi apellido no quiere decir que tenga que ser una figura pública todo el tiempo, no opino porque quiero fama ni quiero pegarla con una frase, de hecho es contrario al reconocimiento artístico. Yo hablo como ciudadano de cosas que no soporto y sé con qué no voy a comulgar nunca.
– ¿Qué cosas no soportás?
– Me da bronca cómo la gente tergiversa la historia y no se esfuerza por averiguar bien, es grave y triste. Pero no se esperaban que el hambre pese más. Que me censuren la cuenta de Twitter me ayudó a pensar cómo opinar en un contexto de ataques personales siniestros. Y saliendo de la virtualidad también lo sentí en el colectivo LGBT, uno debería sentirse a salvo y te metés en la boca del lobo, todavía hay mucho comentario machista e individualismo, y hay que informarse antes de agarrar un megáfono, crítica en la que me incluyo. Pero también la adulación excesiva se siente irreal. Busco gente que me pueda ver como persona y sin jerarquías. Estoy en la lucha por deshacerse de los autoritarismos que pueda tener uno.
– Tenés una postura política bien definida pero mantenés tu música al margen de esa vorágine, en cierto punto también era lo que hacía Gustavo…
– Sí. Muchas bandas eran apartidarias. Mi padre creció con la idea de que la política traía divisiones y conflictos, y con la idea de que el arte era por el arte y que no tenía que mezclarse con la política para ser exitoso. Ahora estamos en un contexto muy distinto y la sociedad está politizada de nuevo porque uno de los grandes aciertos del gobierno anterior fue devolvernos ese interés, entonces el arte empieza a responder al contexto social. Es muy difícil mantenerse en un lugar superfluo para agradarle a todos, cuesta un poco que no se note dónde uno está parado y si no muestra nada también es sospechoso. Admiro la escritura de mi padre, sus letras tienen mucho metamensaje y aunque no puedo decir lo que pensaría ahora, tengo una idea de dónde estaría parado.